Lo llevo escuchando en los últimos años:
Cada vez son más agresivos los pólenes en España.
¿Cómo puede ser más agresiva una gramínea o un olivo? ¿Qué les pasa?
Bueno, pues parece que la respuesta está en el viento. Literalmente.
Un grupo de investigadores españoles presentaron resultados concluyentes en 2008 de que ese aumento de la agresividad del polen se debe al calentamiento global:
Con la subida de la temperatura, viene más aire del Sahara. Este aire viene muy caliente y, además, cargadito de sales y micropartículas. Las micropartículas son tan pequeñas que penetran fácilmente en las vías respiratorias.
Estas partículas son como toros salvajes y el polen es como el vaquero que intenta domarlas: El polen las usa de transporte pero, a su vez, las micropartículas agreden al propio polen.
Como respuesta a esa agresión por parte de un ambiente más salino y lleno de partículas contaminantes, el polen estimula la producción de proteínas de defensa. Y esas proteínas son las que hacen que el polen sea «más agresivo».
Ante este panorama, cada vez cobra más sentido una línea de prevención como la que pueden ofrecer complementos alimenticios como el Desmodium.
Y es que se ha encontrado que entre sus componentes abundan las saponinas, que ayudan en las reacciones alérgicas para que no haya una contracción del músculo liso.
Esto, a su vez, ayuda a que disminuya la producción y la actividad de los leucotrienos, que son unos potentes broncoconstrictors, que tienen la capacidad de producir un estrechamiento de las vías aéreas, lo cual disminuye o bloquea el flujo de aire, y produce sensación de falta de aire.
Y no hace falta que intervenga un polen agresivo para notar sus efectos, ya que también
es efectiva en la prevención y tratamiento de los procesos asmáticos.
No sé si la ciencia podrá revertir la agresividad de las partículas de polen en España, lo que sí que sé es que si tus pacientes buscan un aliado que no produzca efectos secundarios, tal vez te interese esto:
Que pases un gran día,
Lidia Peinado